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Memorias de Ejercicios 1

Intentaba rezar siempre en el mismo lugar. Es decir, a la mañana en el patio donde a la noche adorábamos a Jesús; a la tarde en la capilla. Qué lindos lugares. Costó un poco al principio acostumbrarse al Seminario Menor de Jesús María. Costó dejar atrás al colegio Jesús María de la Calera, pero fue un gran cambio.   

La casa era muy grande. Tenía pasillos largos, anchos, iluminados.

La capilla era grande, pero acogedora a la vez. Era realmente hogar, casa de encuentro. Entraba todos los días con mi bolsito que llevaba la Biblia, mi cuaderno, el libro de EE., mi libreta de anotaciones, un libro de poesía de Mario Benedetti (siempre lo llevo conmigo a todos lados) y el despertador para controlar el tiempo de oración. Entraba con mi bolsito, lo acomodaba en algún lugar (en mi lugar, siempre volvía al mismo) y me sentaba. Y el encuentro comenzaba.

Y no era sólo yo. Eran muchos otros los que rezaban en la capilla. Eran muchos los que habían ido al encuentro como yo. Era caras conocidas; algunos sólo caras, otros no; eran compañeros de camino, más cercanos, menos… Y en esos días, en esos primeros días en los que me fui acomodando en el seminario menor me fui encontrando con muchas caras. Caras que había visto por última vez en los EE anteriores, caras que me habían acompañado en mi caminar cotidiano, caras que fui encontrando esporádicamente en el año en situaciones que nos reunían. Y ahí fue cuando volví a sentir la presencia y la pertenencia a Iglesia. Ahí redescubrí mi comunidad de camino, de encuentro. Ahí redescubrí y resignifiqué cuál es mi Iglesia, dónde empieza, hacia dónde va y en Quién tiene puesta la mirada.  

Puedo ahora rezar con total convicción y alegría aquellas líneas que durante mucho tiempo me costaron… «Creo en la Santa Iglesia Católica». Sí, creo. Creo en esta Santa Iglesia Católica que me acompaña en el encuentro con Jesús, la veo en cada una de esas caras… 

Y a Dios… a El lo veo sosteniendo la humanidad que Cristo diviniza, como dice Meana.   

More Fernandez Nuñez

5 comentarios en “Memorias de Ejercicios 1”

  1. Querida More:
    Me encantó tu testimonio, una gracia grande del buen Dios que te quiere mucho y de todas aquellas caras que en su nombre encontraste, nos vamos evangelizando unos a otros…

    Un beso grande.
    Martha rjm

  2. Gracias, Martha… en mi experiencia, lo maravilloso de estar en camino es la cantidad de personas que van hacia el mismo horizonte, cada uno a su ritmo y su manera y sus formas y sus necesidades… pero… en el horizonte… ahí encontré la clave…
    Un beso grande.

  3. el que hizo EE sabra que es muy «loco» conocerse en el silencio con otros…. Es una experiencia inexplicable…. y es tal cual.. es sentirse IGLESIA….
    que bueno More que lo podes poner en palabras….

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